quarta-feira, 27 de junho de 2012

LO MÁS ESENCIAL A RESPETO DE LA IGLESIA

Procede del Dios Uno y Trino y tiene su origen radical en la Persona del Padre por la doble misión del Hijo y del Espíritu Santo, razón por la cual se puede decir que es de origen divino. No ha surgido de la historia, es de institución divina, pues proviene de una Voluntad que es anterior a la historia universal. Cristo ha fundado la Iglesia, la creó y estructuró, infundió vitalidad y fuerza enviando el Espíritu Santo, cumpliendo así su propia misión: ha hecho de esta misión la tarea de los apóstoles, enviándoles a prolongar en el mundo Su obra redentora. La Trinidad no está sólo en el origen de la Iglesia, sino sobre todo en su forma de ser.
En la dimensión temporal ha nacido en la cruz, del costado abierto de Cristo y fue plenamente iniciada, estrenada en Pentecostés. A lo largo de la historia de la Iglesia, con el desarrollo de su auto comprensión (naturaleza y misión), sobre todo en el Concilio Vaticano II, se puede decir que la verdadera Iglesia de Cristo subsiste  en la Iglesia Católica, pues la propia historia pone de manifiesto su fundación y su ininterrumpida sucesión apostólica. Gracias a su profundización la propia Iglesia es capaz de reconocer que, aunque siendo la Iglesia deseada y fundada por Cristo, no logrará ser totalmente Iglesia en esta tierra, por las limitaciones propias de su condición de creatura. Es decir, su existencia no agota, no cumple de modo absoluto todo lo que supone la radicalidad semántica de este término. Así, pues, siendo santa por constitución divina mira los pecados de sus hijos y ruega por ellos. Y todavía, es capaz de percibir que existen inúmeros elementos de santificación y de verdad más allá de sus límites visibles, lo que hace que admita la presencia y la actuación del Señor en otras denominaciones religiosas. Por ello, al tener claridad de identidad y del sitio que ocupa en el mundo, busca restablecer la comunión con las religiones de la humanidad y demás denominaciones eclesiales, pues, en ellas, aunque de forma limitada, se manifiesta la verdad de Cristo y Su Iglesia, la única que posee todos los medios de salvación (la fe y los sacramentos)!
 Con la expresión « subsitit in », el Concilio Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y por otro lado que « fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad »,55 ya sea en las Iglesias que en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica.56 Sin embargo, respecto a estas últimas, es necesario afirmar que su eficacia « deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia católica ». Declaración post conciliar Dominus Iesus

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